La pandemia ha afectado a miles de negocios en todo el país. Los artesanos no son la excepción, muchos necesitaban del turismo y de la visita física de sus clientes para poder vender su mercancía. Las artesanías de paja toquilla, sobre todo los sombreros, son mundialmente conocidos y muchos se vendían a turistas, ahora han bajado su demanda y sus artesanos han debido buscar otras formas de ganarse la vida.
Ana Villa, Blanca Uyaguari y Ana Ramón trabajaban en el Ecomuseo Municipal Casa del Sombrero, ubicado en el Centro Histórico de Cuenca. El museo tuvo que cerrar debido al connamiento desde el mes de marzo. Las artesanas pensaron que sería algo momentáneo, sin embargo han pasado meses y el establecimiento no abre sus puertas, por lo que hablaron para buscar una alternativa para ganarse el sustento.
Ahí nació la idea de crear mascarillas con este material que es tan apetecido, la paja toquilla. Este producto, como era de esperarse, no solo está compuesto de la bra vegetal, también cuenta con una cobertura de tela antiuido y ltros recomendados para la elaboración de mascarillas. Para comercializar sus creaciones, las mujeres confían en las redes sociales, por medio de las cuales han vendido en un par de meses cerca de 100 mascarillas dentro de Cuenca e incluso han enviado unas 40 a los EEUU.
Las mascarillas cuestan de $3.75, las que son de color natural y las pintadas hasta $5. Han creado promociones como las del Día del Padre en la que un sombrero venía con una mascarilla en un “combo” que costaba $20. Según Ana, se vendieron relativamente bien. El producto de estas emprendedoras es lavable y tiene diseños que rompen con la monotonía de las mascarillas tradicionales.
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